Pintura Jose María Velasco |
del resto del País, todavía en el siglo pasado.
El
Estado de México en 1824, según estimaciones contemporáneas oficiales, contaba
con aproximadamente 100 mil km2, se extendía
de la costa del Pacífico, en el suroeste; al norte, atravesando el corazón del
País, hasta la región de las huastecas. Es decir, el territorio del Estado estaba conformado
por lo que actualmente es el Estados de
México, Morelos, Hidalgo y la mayor parte de Guerrero y el Distrito Federal.
Debido a cuestiones, tanto de carácter militar y político, y a la falta de
comunicación entre su capital y las regiones más distantes del Estado, repercutió
en una falta de control, atención y administración de varias regiones, y el Estado de México tuvo que ceder territorio
para la formación de las entidades anteriormente mencionadas.
La
región que hoy ocupa el Estado de México estuvo habitada, antes de la llegada
de los españoles, por diversos grupos étnicos, cuyas actividades económicas,
culturales, sociales y religiosas, se basaron principalmente en intercambios
con pueblos de otras regiones. Estos intercambios fueron posibles, en gran
parte a los comerciantes, que deambulaban de pueblo en pueblo, comprando y
vendiendo mercancías; estos comerciantes se les conocía como Pochtecas. En esos
tiempos, los antiguos pobladores del Estado no contaban con bestias de carga,
los hombres, los Tamemes, cumplían con esta actividad, soportando sobre sus
espaldas grandes cargas de mercancías.
La
gente recorría a pie largos caminos trazados por ellos mismos; que fueron la base
de los caminos que más tarde, en la época de la Colonia se construyeron. Los
caminos eran brechas angostas, a través de bosques, a la orilla de las
barrancas, o entre cerros, pero con las dimensiones adecuadas para el tránsito exclusivo
de personas. Tales caminos eran mantenidos por todos los lugareños, obligados
por sus gobernantes a destinar unos días al año para estas actividades,
principalmente después del tiempo de lluvias.
Más
tarde el uso de los caballos y mulas por parte de los españoles, vino a
revolucionar el método de transporte en la Nueva España, pero al mismo tiempo,
requirió de adaptar los caminos existentes para el paso de numerosos equinos.
El Virrey de Mendoza dio gran importancia a la construcción y conservación de
este tipo de caminos, enfocando su atención principalmente a los de Oaxaca,
Acapulco, Michoacán y Taxco, que cruzaban por el Estado de México y que
representaban el abastecimiento y comunicación de la ciudad de México, con
otras regiones o países.
La
ubicación de la capital de la Nueva España dentro de lo que es el Estado de
México vino a privilegiar a este último, ya que a través de estas regiones
pasaban la mayor parte de las rutas de comunicación y carga, situación que
permitió al Estado contar con vías para su propio comercio y administración.
En
1531, Sebastián de Aparicio agilizó el
transporte de mercancías entre diversas regiones del país, al establecer por
primera vez en México el uso comercial de carretas tiradas por bueyes.
Estructuró verdaderas líneas de transporte de carga de gran eficiencia, en las
rutas México-Veracruz, México-Querétaro y México-Zacatecas.
La
carretera México - Toluca se concibió como proyecto desde 1563 y se empezaron a
construir algunos puentes, como el de Río Hondito. Al estallar
la lucha por la Independencia, muchos de los caminos existentes fueron
destruidos, otros se les descuidó, dando como resultado, que al fin de esta
guerra, era casi imposible transitar por el Estado; por esta razón, el Gobierno
independiente tuvo que organizar la reconstrucción de los caminos destruidos.
A
partir de 1830, se estableció una empresa que usaba carretas tiradas por
caballos para hacer el transporte de carga y pasajeros entre Veracruz y México,
lo que hizo más cómodo al transporte y permitió hacer las comunicaciones más
ágiles.
A
finales del siglo XVIII, se empezaron a construir mejores y más modernos
caminos, provistos de puentes de piedra y madera para atravesar lo ríos que
existían. Los cuantiosos recursos naturales del Estado de México, cuya
explotación requería de caminos para la extracción y comercialización de
materias primas y productos, fueron grandes motivantes para hacer nuevos
caminos.
Cada región del Estado de México se caracterizó por una actividad
económica en particular, pueblos como: Capulhuac, Mexicalcingo, San Luis
Mextepec, Tlacotepec y Acambay vivían del negocio de transportar mercancías desde el Valle
de Toluca (Valle de Bravo y Santo Tómas de los Plátanos) hasta las costas del Pacífico, el Bajío (como San Juan de los Lagos), Michoacán (Angangueo, Tuxpan, Tuzantla y Zitácuaro), Acapulco y otras partes famosas por sus ferias, a las personas que
realizaban esta labor se le denominó Arrieros.
Debido a que la actividad de los arrieros fue muy importante, en Toluca existió la cofradía del Señor de Esquípulas, compuesta de varios grupos
de arrieros, que cada año, con enormes recuas hacían el duro y prolongado viaje
desde el Estado de México hasta la población de ese nombre, ubicada en los
límites de Guatemala con Honduras.
Por
otro lado, en la zona del Valle de México, en las regiones de Texcoco y Chalco,
fueron aprovechados cristalinos lagos y
canales existentes, para el comercio y esparcimiento locales. Este tránsito
naval se dio desde la época prehispánica y continuó hasta después de terminada
la Revolución Mexicana.
Durante
el Porfiriato se estableció en esta región una Empresa de pequeños barcos de
vapor de lujo, denominada Ayllon, que hacía su recorrido por el canal de La
Viga, desde San Lázaro hasta de Xochimilco y también a Chalco. Las obras que se
hicieron para control de inundaciones de la Ciudad de México, precisamente, el
Canal de Garay, hicieron bajar el nivel de las aguas en los lagos y canales,
haciendo imposible el tránsito de estos vapores, con lo que quedaron
inservibles, estáticos en el muelle de San Lázaro.
De
1877 a 1879, comenzaron a realizarse las primeras inversiones en el Estado de
México; se dieron facilidades a los empresarios para instalar industrias de
todo tipo: fábricas textiles, cerveceras, molinos de trigo, fábricas de papel,
etc.. Casi a la par surgieron los ferrocarriles. De 1880 a 1889 vino la gran
expansión del sistema ferroviario mexicano.
El Ferrocarril
La primera solicitud para instalar un
ferrocarril hacia el Estado de México fue en 1861; el 26 de abril de ese año,
se concedió permiso a los señores Arbeu y socios para formar una compañía que
construyera un ferrocarril de la ciudad de México a Chalco, pasando por los
pueblos de Mixcoac, Coyoacán y Tlalpan; esta concesión fue firmada por el
Presidente Juárez, cuyo primer tramo México-Tacubaya fue inaugurado el 8 de
octubre de 1865. Posteriormente, el 25 de febrero de 1866 se inauguró el tramo
Tacubaya a Mixcoac, y en 1870 se terminó el tramo hasta Tlalpan, es notable
señalar que debido a que durante este período de la historia de México había inestabilidad
política y las guerras se sucedían continuamente, no se pudo concluir el tramo
hasta Chalco. Debido a las luchas intestinas del país y la intervención
francesa, es hasta 1870 que se concluyó el ferrocarril México-Veracruz, que
incluía 155 kilómetros dentro del Estado de México y cuya inauguración en su
primer tramo había sido en 1857.
A pesar
del auge ferrocarrilero, el Gobierno del Estado de México consideró necesaria
la construcción de la carretera Toluca -Cuernavaca, la cual fue iniciada en
1878. El Estado de México propuso unir a Toluca con
el Distrito Federal por medio del ferrocarril, idea que se vio realizada hasta
mayo de 1882, cuando se inauguró con gran fiesta y júbilo en Toluca, el
Ferrocarril Mexicano. Después se hicieron ramales de este ferrocarril, que
serían básicos para el desarrollo del comercio local y regional, como es el
caso de la empresa minera El Oro Mining and Railway Co. Ltd. que unía al F.C.
Nacional con esta empresa, o el F.C. de Atlixco Y San Rafael, S.A. o el F.C.
Monte Alto Compañía San Ildefonso, S.A. que conectaban a empresas industriales.
El Sr.
Arcadio Henkel, gran empresario mexiquense desde 1864, construyó el ferrocarril
Toluca - Metepec, siendo su idea la de prolongar este ferrocarril hasta el río
Balsas, proyecto que nunca se pudo realizar este ferrocarril tenía un
recorrido que tocaba los siguientes puntos: San Juan de la Huertas, San
Cristóbal Tecolit, Zinacantepec, Ojuelos, Paseo Colón, San Francisco Coaxusco y
Metepec.
El Tranvía
El 25 de agosto de 1882, se firmó la concesión
para la construcción y operación de un sistema de tranvías urbanos en Toluca,
otorgada a dicho empresario. Los primeros tranvías eran movidos por equinos,
luego se les adaptó viejos motores de automóvil y posteriormente se hicieron
eléctricos. Este sistema de transporte se mantuvo hasta 1929, cuando la primera
línea local de camiones de pasajeros establecida en Toluca, dio dura
competencia a los tranvías.
En la
primera época de auge de los ferrocarriles, el Estado de México tenía una gran
cantidad de kilómetros de vías. En las memorias de gobierno de 1887 se informa
que había tendidos en la entidad 754 km de vías.