Estos alimentos los complementaban con la fauna que había en la zona lacustre, y es que en San Luis había varios veneros de agua, había uno en la calle 5 de Febrero esquina con Emiliano Zapata, otro se encontraba sobre la Calle Independencia antes de llegar a Reforma, en donde también había un pilancón, que era una pileta en la que las personas llevaban a los animales para que tomarán agua, había arroyos que bajaban de Zincantepec por la calles de Solache, Lázaro Cárdenas y Adolfo Ruíz Cortines, y bordos como el de San Luis, San Ramón, los 3 bordos (La Venta, El Capón y San Calixtro) y el bordo del cuate que se llenaba de agua por temporadas.
Los bordos eran muy importantes en la alimentación de las personas ya que había: acociles, atepocates, ranas y ajolotes, por lo que debido a la amplia variedad de fauna acuática, las personas acostumbraban ir a los bordos a pescarlos con la ayuda de una matla (palabra náhuatl matlatl que significa red), la matla era un palo largo de aproximadamente 3 metros que en la punta tenia un aro de aprox. 1.20 metros de diámetro con una red de cañamo) los recolectaban tanto para consumo personal como para venta.
Los acociles se preparaban sobre el comal hasta que se hacían rojos, y se comían en tacos acompañados de un pico de gallo preparado con cebolla, chile, jitomate y cilantro.
Los atepocates y ajolotes se preparaban en tamal de hoja de maíz, y se sazonaban con cebolla, chile, epazote y sal.
Las ranas se capeaban y se acompañaban con caldillo de jitomate aunque también se preparaban en tamal de hoja de maíz que se cocía sobre el comal.
Es aproximadamente en 1960 que empieza a disminuir la existencia de estas especies acuáticas debido a la sobreexplotación de estos recursos.